CELEBRANDO LA VIDA
Incondicional, vuelve el poeta a abrir los ojos al día, aún no sabe cuantas cosas le faltarán y le sobrarán hoy, Pero arriba el cielo corre descalzo y el aire de las altas cumbres es el mismo que se desliza por debajo de la puerta, y media línea de escritura le espera para comprometerse conmigo mismo. Celebramos la vida, los inexcusables errores y embustes son como las ingentes nubes de polvo que nos atrapan en los sueños diurnos, en el punto cero de la picadura de las trascendentales consecuencias. No intentaré atrapar la muerte, sino que me vestiré despacio, me renovaré con ella, cada vez que salte la palabra, celebraré mi vida. Mientras, tengo el paso del tiempo sobre el escritorio, así que celebrare la vida cuando me encuentre una pestaña dormida en la pagina catorce o granitos de arena en el dobladillo del pantalón. Feliz de estar conmigo misma, porque todos mis esfuerzos ineficaces por alejarme de la cámara de los horrores, donde las personas se conservan día a día como si vivieran en recipientes de formol, están dando su resultado, mejor cuanto mas lejos de los estilos singulares que muestran sus órganos hipertrofiados ante el público, y mas cuando este aplaude. Nado en la vida, buscando mi salud. Únicamente hoy cabe preguntarse ¿qué hacen hablando de muerte cuando deberían estar celebrando su vida? ¿por qué como personajes de Velázquez salen y entran sobre la disección de sus bocas siempre hambrientas y duermen sobre su ojo muerto? ¿qué podrían celebrar sino el desgaste de su pintura? Celebro la vida, cuando la cubierta del paseo marítimo está repleta de sol o llena de charcos, cuando el cielo se pone crema para las quemaduras y siento que hay algo que el mar se lleva a la deriva, una especie de espera, un balanceo, unos hombros rotos. Las que fuimos expulsadas de nuestros lugares de creación, de la amistad, de la alegría y del poema, las que fuimos reducidas a una pequeña isla llena de árboles, o a una recta interminable, vamos y vamos creciendo en lo que nos rodea, nuestro espíritu se fortalece con la sal etérica, cada día mas fieles, al templo que no hemos levantado nunca.
Manuela Cámara
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