DESDE ALLÍ SE VE
Hasta que no esté pasando como realmente está pasando, no tiene solución. Cada palabra puede ser rebatida por otra palabra, los hechos, no se ven.
Mientras la realidad no sea otra realidad no sirven las palabras. Estoy viendo tantas mentiras que lo único que podría decir es que hacen daño, pero a cualquier cosa que dijera se le pueden agregar montones de palabras, todas aquellas que no construyan otra realidad son inútiles. Entre mis palabras y esas palabras dichas a fuerza de destruir lo que es mí realidad, lo que media es otra mentira. Todos los instrumentos conocidos que requiere el uso de la palabra están siendo pisoteados, los que leen, no lo ven. Los que escriben, tampoco.
Cuando tomo distancia, desde allí, es desde donde consigo ver lo que los demás no ven, la línea es tan imperceptible como lo puedan ser los software: veo que no se ve. Y como no se ve, lo único posible sería desaparecer. Yo ya no puedo desaparecer más. Estar aquí, pese a haber dicho en todas las maneras posibles e imposibles que no quiero que esté, significa lo que está significando, significa que las palabras no están sirviendo para nada, que hay violación de demasiadas cosas, significa que cualquiera puede creer que es amor lo que es sufrimiento y significa que lo que estoy diciendo también puede volver a ser pisoteado por cualquiera. Significa que por mucho que he dicho que esta historia no es mía, la esté contando yo, porque lo que cuento, es una realidad construida para que no haya otra que es, precisamente, la mía.
… sigue significando que alguien que no soporta la sonrisa del otro, no para de reir cuando el que reía, llora.
11 de octubre de 2009
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