“Cuando la palabra de revelación no se dice adopta forma de resistencia, que siempre encontrará en el otro una causa similar a la que poder achacar la culpabilidad. Lacan no nombra la culpabilidad en este libro, pero en otro lugar la define como la consecuencia de no reconocer los propios deseos. Y si no se reconocen los propios deseos, tampoco se pueden reconocer los de los demás, salvo de una forma meramente superficial, funcional. Por lo tanto, esta culpabilidad que experimenta el sujeto proviene de no diferenciarse de quien le acuñó el significante al que obedece, motivo por el cual tampoco se diferenciará de aquel a quien se lo transmite: es la culpabilidad de anular al interlocutor. Esto es lo que en psicoanálisis se denomina transferencia, que no consiste en la reproducción falaz de una realidad inexistente perteneciente al pasado sino en la presencia de la palabra de revelación que no se dice y que se resiste a ser dicha porque encuentra la salida más inmediata de poder achacar al otro, que pertenece al mismo registro dual y especular que el yo propio, lo que no se puede asumir sin dolor.”
“Lo indecible es la fuente de lo decible: de lo dicho, de lo no dicho, y de lo dicho no. Lo indecible no es algo que puede ser dicho y no se dice sino una condición del decir.”
-psicoprofunda-
-psicoprofunda-
Se me ocurre ahora mismo que todo ese esfuerzo en reflejar aquí las señales, son la necesidad de devolver a otro lugar algo que me están diciendo a mí. La frase en negrita termina diciendo “anular al interlocutor”… hace ya mucho tiempo que al tal interlocutor que me señala le digo que sus señales tratan de anular este discurso, afirma cuando señala, afirma entonces estar negándolo, pero afirmar que se sabe, es también anular que se sabe… las señales rebotan todas las veces lo que pretende que está leyendo aquí; tal negación se manifiesta en otros sitios como agresividad, es la misma, si alguna vez pensó que hacía esto para otra cosa, mintió… se mintió, porque a mí nunca me pareció manera. Entre los dos epígrafes que he copiado, se desvela esa paradoja: lo que se va a decir de todas formas (que se dice como resistencia) y lo indecible que se extrapola de la conversación para no terminar nunca de “no decirse” aquí… como un doble carrete que se hace y se deshace constantemente, algo que se ha encargado de “borrar” sistemáticamente en todo lo que sería su discurso, algo que no es representado por lo simbólico y que, como bien se dice… aparece en lo real. Entonces, resulta que a la invisibilidad conseguida por ciertos programas, se le llama real… o no real.
Yo antes de empezar hoy esto que digo, tenía pensamientos que desaparecieron después al ir a materializarlos, tenía la detención en un punto; ahora que lo estoy diciendo recuerdo alguno de ellos, pensaba que todo este tiempo yo he permanecido en el origen, que permanezco perpleja, no ya a lo que pasó ni a cómo pasó y ni siquiera a cuándo pasó, sino perpleja… yo en realidad no he visto nada, no sé nada, no puedo ver ni oir ni saber nada con esta extensa capa de negro multicolor por todas partes… el mecanismo de olvidar debe ser ese, permanecer firme al punto ya casi inexistente de una pluma que te ata o te suelda a algo que no se ve y que ante tanto creyente solamente puede existir como algo siempre posible de desvelarse, no importa en qué circunstancias ni cuántos sean los ríos de alquitrán que se hayan diseminado por algo tan leve o precisamente por esa levedad sea que se mantiene suspendido de un punto que remite todas las veces, cuando se puede recordar y cuando no, a algo de lo que yo no puedo hablar porque, a cerca de toda esa densidad, yo sólo tengo un punto.
Después está el inmenso trabajo que consiste en ubicar las redes tejidas para ocultar ese sitio minúsculo susceptible de apoderarse tanto de cada uno de nosotros o de uno mismo; la diferencia consiste no en hacer ningún acto de fe, ninguno, que no haya pasado previamente por tan liviano andamiaje, sino en situar, orientarse pese a ese ruido estridente lanzado desde lugares ignotos, con utensilios desconocidos e interrogar a ese nosotros que con tanta fiereza nos usurpa.
10 de diciembre de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario