DELINCUENTE POR SENTIMIENTO
DE CULPABILIDAD
Freud en 1923 publicó un articulo al que tituló “Sobre algunos casos de delincuentes por sentido de culpabilidad” donde por vez primera formuló la hipótesis de que determinados delincuentes delinquían por culpabilidad es decir buscando activamente el castigo para una falta imaginaria a través de un crimen o delito actual, lo prohibido actuaba como un atractor precisamente por esa promesa de castigo. Concluyó su análisis con la celebre sentencia. “La falta es anterior a la culpa”.
Con este título pretendo hablar de dos cuestiones concretamente; la frase la he escuchado en determinado lugar y viene a decir más o menos que no aparece el sentimiento de culpa por haber delinquido sino que se delinque porque hay previamente un sentimiento de culpabilidad. A mi entender es una forma de pensar ciertos hechos que permiten ir a la causa del problema y que separan de manera decisiva un estado de legalidad o ilegalidad que no siempre es justo de la posición que cada cual ocupamos frente a él. Una vez dicho esto, digo que en ese mismo lugar a mí me enseñaron que la ley, tanto si es justa como si no, hay que cumplirla; después hay un tercer pensamiento que habla de una ley significante que es a la que se refieren los dos pensamientos anteriores y que da por el lenguaje. Pero digamos que la palabra “delincuente” alude expresamente a una ley externa que siempre tiene que haber para que sea posible vivir civilizadamente, más allá de que después el sistema que nos toque vivir tenga que ser renovado para que el concepto de justicia se aproxime lo más posible a ser justo, en todo caso la posición significante es la que decide. La mayoría de las personas no lo piensan así, sino al contrario, que por hacer algo malo aparece la culpa, y más o menos todos, incluso los que lo saben o sabemos, tendemos a verlo al revés porque ese sentimiento de culpa es inconsciente. Y ahora trataré de explicar por qué hablo de esto.
Directamente: en el post anterior dejé constancia de una agresión que, también aquí donde tampoco nadie me ve, al escuchar lo que escuché y sin haber habido palabra alguna por mi parte hacia el Nick que hablaba, se me produjo una contractura en la espalda porque no eran simplemente palabras vejatorias hacia mí, sino que eran el colofón de esto que viene ocurriendo desde hace ya seis años puesto que es hoy el primer día de un año nuevo. Anoche escribí aquí algo que terminó en la papelera y que ahora trato de que las señales que no reflejo pero no cesan no vuelvan a desviar lo que quiero decir y ocurra lo mismo, pues esa agresión no era una sarta de insultos y ya, sino que es la enésima vuelta del tornillo que pretende seguir introduciéndose aquí con todas las consecuencias que eso ha tenido ya y el anuncio de que, lejos de producirse algo que al menos palie lo ya hecho, perpetuar este estado; esa fue la verdadera agresión al igual que cientos de veces. Bueno, cuando consigo explicar algo con más o menos fidelidad a los hechos que después públicamente se deforman obscenamente, suele haber una señal; a mi entender hay una relación directa entre esa señal y el grado de crueldad o fiereza con que públicamente ésta misma persona dice no conocerme de nada rotundamente nada en el mismo momento en el que tiene siempre completa certeza de mi maldad y de mi estado mental y de mi ninguna validez ni como escritora ni como ser humano siquiera en el caso de la tal konstanza_v y, bueno, de eso mismo el blog está lleno, pero decía que hay una estrecha relación, que las agresiones no son a ningún azar sino que son la negación de esto que ocurre aquí, que seis años de estar señala que te señala y todo lo demás no se debe a un trastorno desconocido sino a que cuando yo llego a esos lugares (el chat o la comunidad de El País) entonces ya no señala nada excepto que soy de la peor calaña y creo, afirmo, que mantenerse aquí con tanta obstinación y a cualquier precio (pagándolo yo, claro) es lo que le permite irse, “que yo le dure dos minutos” porque es que no se va (señal) … sí, pero saberlo sería saberlo, no coger tu señalar para hacer una división que cae ya del lado de la completa invalidez entre lo que dices y lo que haces…. Bueno, no sé si voy a poder continuar o tengo que mandar esto a la papelera y después ¿qué?... después vuelvo a ese chat donde ésta misma persona continúa agrediéndome y por eso empecé hablando del sentimiento de culpabilidad PREVIO a la agresión. …
La segunda cuestión es que YO NO SOY LA LEY, pero esa posición me convierte a mí en el muro contra el que está golpeando y resulta que no soy ningún muro, así que los golpes rompen, destruyen, y después de eso, entonces, LAS MENTIRAS no son maneras frente a su verdad ni aunque también lo sean, sino el salvoconducto para convertirme a mí en no sé qué y eso ya no son formas sino HECHOS; respecto a esto que estoy diciendo ahora mismo, el grado de imposibilidad es ya tal que he optado por obedecer sumisamente y marcharme de ese chat, pero resulta que ¿tú sigues aquí?, ¿cómo se come esto?... porque es que yo no puedo escribir siempre en el blog de notas sólo porque a ti no te dé la gana hacerte ni una sola pregunta y la distancia entre lo que cuentas y pones en tus post después es tanta que nada más te alcanza para llamarme loca y entonces voy yo y me devano la cabeza y MI TIEMPO para explicar que NO ME INVENTO NADA y entonces me vuelves a atacar porque dices que digo porque soy mala, venenosa, que de jodida no paso y te metes con lo que cada cual (TAMBIÉN TÚ TIENES LA TUYA) es mi vida privada y no sé qué clase de supuesto escritor o supuesto denunciador de la injusticia eres que con después poner cualquier ejemplo de algo que ni siquiera estás en condiciones de juzgar, lo utilizas de escusa como lo de la hija de Neruda y nadie entiende por qué cuando te aplauden una intervención o la lectura de un poema mi reacción es completamente distinta a lo que cabe esperar y aprovechas de nuevo para decir: ¿lo ven qué loca esta?. Mira, “bonito”, el ejemplo que a mí se me venía ayer y muchas otras veces a la cabeza mientras pensaba porque esto es tan megalómano que me resulta apenas posible relatarlo siquiera, es el siguiente: imagina que yo que trabajo en un hospital un enfermo me pidiera un calmante y se me olvida, yo no tengo autoridad ni derecho a, para encubrir mi olvido, si lo recuerdo media hora después o el tiempo que hubiera pasado, para salvar mi culo, repetir ese olvido, es decir: callarme, PORQUE a la persona que me lo pide le está doliendo y le da exactamente igual si yo consigo quedar bien o mal, lo único que hace es pedir que lo que ocurra se resuelva de tal manera que su dolor se calme. Así que todos los dramas que te suponga a ti mi aparición allí o mi aparición aquí, los resuelves tu y no que encima los deformas de tal modo que conviertes a tu víctima en tu supuesto agresor, con lo cual, has convertido a alguien a quién le estás causando daño desde hace tiempo en alguien condenado a que ese mismo daño se eternice, y después tiras de la teoría para rizar el rizo y como todavía hablo vuelves a señalar (cuando lo haces) para que todo eso no haya ocurrido y digo que invalidas las palabras y también lo señalas porque siguen siendo palabras y todo esto es muy entretenido y cuando digo ES MI VIDA, también es otra palabra más y me vaya de donde me vaya me persigues y dices que “no me persiga” Y YO AHORA TE PREGUNTO: ¿DE VERDAD PARA LO QUE PERSIGUES ES JUSTIFICABLE TODO ESTO?... ¿POR QUÉ ESTA ÚLTIMA SEÑAL? Cuando meto mi Nick en ese chat tú te callas; anoche puesto que tuve que eliminar lo que escribí porque era otra vez “ESTO”, vi cómo mentías, con que descaro mentías y mentías; vamos a ver: si esas personas no saben quién eres, dime: ¿dónde está la mentira?; ¿la mentira está en que yo vea que no dices la verdad?; tú que tanto has alardeado de lo que decía el tal Epiménides, dime: si yo sé quién eres y tú también lo sabes y los demás no lo saben, ¿Dónde está la mentira?... LA MENTIRA NO EXISTE, NO ES POSIBLE LA MENTIRA… lo que sí es posible, y a eso es a lo que se le llama mentir, es a algo así como a que si te doliera la cabeza te tomaras un ajo; tú a nadie engañas cuando dices que soy una perversa, enferma, senil, jodida y venenosa, NO ENGAÑAS, A MÍ NO ME CONVIERTES NI A NADIE EN LO QUE DIGAN TUS PALABRAS, PERO GOLPEAS, golpeas porque impides que ocurra ninguna otra cosa más que ese tapón que pones desde hace ya seis años, lanzas contra mi vida un cúmulo de restos ideológicos con toda la carga de imaginarios ajenos que traen consigo impidiendo que se produzca la palabra que se tendría que dar con todas sus dudas, su precariedad o su verdad y también sus “mentiras” y eso es algo que lo haces como el que bebe un vaso de agua, mezclas las churras con las merinas constantemente obligándome a estar eternamente desrizando tus entuertos para después seguir aquí leyendo a esta persona descerebrada o lo que quieras y a eso se llama fuerza, se dice fuerza cuando además coges a otras personas con sus entuertos particulares y las pones a golpear también y eso –dices- es muy relindo… y después ya no hay palabras ni hay de nada, solo hay un amasijo de gritos que termina en insultos y nada más… ¡ah, el deseo!, fácil de no tener deformando lo que haya que deformar… saberlo no sirve para nada ni no saberlo tampoco, porque se sepa o no, igual la vida ocurre y entonces mejor que lo que “se sepa” coincida en algo al menos con lo que es porque si no después resulta que no sé qué es una mierda y hablas de ¡DESTINO!
1 de enero de 2010
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