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PARAR ESTO
No tengo ningún otro objetivo más que parar esto. Porque ninguna de las barbaridades es sabida, la manera de percibir está por completo alterada según ideas y en ellas es dónde se da la megalomanía. Así que habrá montones de ideas para justificar la inferioridad o superioridad o las miles razones tal como las hubo para torturar a cada uno de los judíos. Y no se me ocurre ningún otro ejemplo porque ninguna otra catástrofe humana ha sido suficientemente reconocida y sabida en toda su aberración. Me puede causar la muerte y seguirá con sus canciones a cerca de sus estados de ánimo y no suficiente con ellos, con los míos que para eso es que es superior.
Y no ha variado ni un ápice de sus certezas, al contrario, ha abierto el libre albedrío según razones que no estoy en circunstancias de averiguar o recordar. Sigue leyendo aquí que es todo lo que necesita para no tener significante alguno de dónde está, es toda mi resistencia la que le mantiene en eso a lo que renunció.
Con la misma certeza y serenidad que me resulta completamente un error lo que hace continuamente de abortar todos mis deseos y pretender encima que el deseo por él crezca, exactamente igual es esta resolución vía violencia que en todas las situaciones pretende desplegar un saber ideológico que en nada, rotundamente nada, recoge lo que es. Este es el núcleo de la paranoia, una transferencia de una falla en cuanto al deseo al campo de las ideas. Mi ideología contiene algo básico irreductible, la trasferencia que hace ahí tiene las mismas fallas pero con algo mucho más grave, la subversión en lo social, el compromiso asfixiante de temer ser marginado si no está a la altura y la consecución de todo de lo que renegó por la fuerza. Mi mundo es otro, completamente otro, el secuestro es completo porque ni siquiera mis penas son estas, si lo están siendo, es gracias al apoyo que obtiene continuamente del entorno en el que me fabrica sus encerronas. Nada del lado del placer es posible con sus métodos, la impotencia inicial no hace más que acrecentarse, y a partir de ahí, todo el resto de las secuencias.
No es posible ninguna indiferencia porque persigue y atosiga. (señal)…
Ratificado, igual que no entiende que no le queda más remedio que incluir al otro en una relación (incluso) sexual, exactamente igual, él sigue señalando sin incluir aquí mis palabras de “vete de aquí”. A esto me refería, tan fuera de onda es obligarme a que esté aquí, exactamente igual, que obligarme a acceder a un deseo sin mi deseo. En el caso del sexo, se salda con la no relación, cosa que, ni aún estando siendo él quién la busca, le importa, porque, tal como digo, estas señales son su sustituto de “poder”.
23 de mayo de 2010
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