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EL ARGENTINO CATALÁN
No me puedo creer que a fuerza de hacer daño crea posible que me quiera quedar aquí. Casi que en esto que estoy diciendo digo todo a cerca de un por qué de estos seis años. Lo único, siempre queda un “lo único”, es que ahora veo a un tremendo impostor. Me resulta increíble por la gratuidad, por la absoluta gratuidad, y por lo mismo, las maneras son de lo más histriónicas. Niega estar aquí, pero lo rejodido es que lo niega ante mí misma y, a estas alturas, no me cabe otra que pensar que también lo niega ante él mismo: mientras lo pueda seguir haciendo, ninguna ética, ningún criterio de humanidad, ninguna lógica, ningún por qué, le llevarán a ver la gigantesca estupidez que hay detrás de perseguir por perseguir… mi disco duro está vacío, pues a poco que baje de Internet, lo sigue cogiendo. Luego se planta ahí a señalar y continúa confiando en ese lenguaje de signos que es para mí ya algo exclusivamente nocivo. ¡Y sigue sin hablar! Que nadie le vez hablando conmigo, que todo transcurra en la clandestinidad ¡cuando es un secreto a voces!
Empezó este sábado para mí con pensamientos suaves, casi como si todo se hubiera borrado. Al poco la imbecilidad de todo esto hizo que nada de lo que yo pensaba estuviera en la realidad. Son las 23h pm. IMPOSIBLE COMPLETAMENTE QUE DEJE PASAR UN MES MÁS EN ESTAS CONDICIONES… no salgo de mi asombro por miles de razones, pero parece como si a medida que yo me afianzo en una realidad, en la que siempre estuve, el otro saca de no sé dónde creencias aún, y ya sin caber, y siempre sin caber, más fuera de ellas.
De lo que siempre estuve segura y nunca lo pude hacer valer, es de que no ha conseguido nada excepto hacer daño. Absolutamente nada. Pero sigue creyendo en ello… era temprano cuando subí de la calle, había luna llena y me pareció una noche de sábado bonita. Pero por lo visto no sale del pantano en el que vive y está convencido de que me quedaré a vivir allí con él. Tan sencillo como empezar una conversación, incluso digo que por cualquier sitio, siempre que no se tratara de otra mentira; y por verdad entiendo metáforas también y no estos travestismos. Pero no, cree en el terror, en que infundiendo miedo consigue doblegar a las personas. No cabe en ningún sitio ya el vínculo que él cree mantener, el por qué, de eso quería haber hablado y dudando de si sería prescindible, me encontré con que faltaba ya un archivo, el único que no estaba afuera del disco duro porque los he tenido que sacar todos. Ni para qué me pregunto, es como un acto de autómata y luego se planta ahí a señalar que hace daño. Yo sólo digo que ¡no lo puedo creer!
No voy a perder más de cinco minutos en explicar esta captura de pantalla, considero lo que ya he dicho en las líneas anteriores a cerca de estos métodos y que utilizar troyanos o similares contra una escritura es de idiotas como poco; no obstante, no pensaba hacerla, se trata de un programa que me pasó para que no te tiren en el chat (acto seguido de haberme tirado él) con el que intentó “protegerme” a cambio de acceder a mi contraseña de Yahoo ya que para usarlo hay que poner la contraseña y ésta aparecía sin cifrar y él lee esta pantalla… como no soy la tonta que quiere que sea, no la puse y me quedé con su programita y volví a ver … todo eso… ; por lo visto no cree, ya digo, en otra cosa más que en sus programas y yo creo en que ¡ya está bien!
El otro día hice un escrito sobre lo que se hace en determinados lugares de poder, y lo que no se hace en esos mismos lugares. Y omito lo que estuve dudando si escribía o no antes de que cogiera el único archivo que estaba en el disco duro otra vez; este sábado, al igual que los cientos que perdí, es tan valioso como lo es cada día, así que no gasto más tiempo. …. Déjalo ya.
23 de octubre de 2010
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