TEATRO DEL ABSURDO

E. Salvador Dalí, Los corderos
"Dejar huellas falsamente falsas, fingir que se finge, es un comportamiento significante, y decir significante quiere decir que hay un sujeto como causa."
-psicoprofunda-
Tomarse tantas molestias contra una escritura (la “mía”) no puede quedar sin que las consecuencias se vuelvan contra vosotros. Diría tanto trabajo, porque hasta donde yo sé, trabajar para la neurosis también es un trabajo. Y ya que se me ocurrió esa palabra, aprovecho para decir que, hasta donde yo sé, el neurótico niega la realidad; el paso a la psicosis creo que es estructural, pero también sé que la locura, es cuestión de cantidad, un afianzamiento en esas posiciones. El resto del día transcurre como si nada de esto estuviera ocurriendo. En realidad es una constante que todo pase como si no pasara nada. Verdaderamente roza el absurdo que tenga que ser un blog el único lugar donde mantengo cierta libertad; hay datos de esta “historia” que no puedo referir salvo usando símiles o analogías. Estas personas que ven, leen, escuchan, de manera ilegal, no han entendido todavía ni una sóla palabra de lo que digo o dije, así que me es completamente imposible encontrar una mínima razón que explique lo que hacen. Lo intento entonces yendo un poco más allá de lo que en una situación “normal” iría; y porque no estoy pudiendo impedir que, tras su escucha, se dediquen a expulsar lo que no digieren de la misma manera que lo tragaron; sin medida ni límite alguno. Es aparentemente absurdo, tanto como lo puede ser un proceder ideológico que lo único que es capaz de hacer si se equivoca, es improvisar. Creo que en esa supuesta falta de sentido radica su relación con el deseo.
Pilar García Puerta, 20 de mayo de 2009
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